Nada de sexo, por favor, somos «músicos clásicos».

Preparando el próximo post, en el que quería hablar sobre tradición en la música clásica, me he encontrado con este llamativo artículo de The Strad. No he querido perder la oportunidad de traducirlo para compartirlo con todos, porque creo que retrata a la perfección los dos tipos de músicos – y de corrientes – que podemos encontrarnos hoy en día en el mundo de la clásica.
Vosotros qué pensáis, ¿es hora de modernizar el universo clásico? ¿Nos quitamos ya el corsé?
Publicación: The Strad
http://www.thestrad.com/cpt-latests/no-sex-please-were-classical-musicians/
Fecha: 30 Julio de 2015
Título original: No sex please, we’re classical musicians
¿Consigue la sexualización de los músicos incrementar la accesibilidad a su música o, en cambio, se trata de puro exhibicionismo? Dos importantes músicos debaten sobre unos de los temas más candentes de la industria clásica.
El solista internacional de cello Janos Starker
Durante los 70 años que llevo sobre el escenario, siempre he esperado que la audiencia venga a escuchar la música que interpreto, no a mirarme. Por supuesto, si uno toca música a un nivel muy alto y además también tiene carisma o una personalidad agradable, es un plus para la actuación. Pero a lo largo de la historia siempre ha habido gente excéntrica, a falta de una palabra mejor, que piensa que lo que está haciendo no es suficiente, lo que les hace sentir la necesidad de, por ejemplo, usar un vestido corto de manera que la audiencia más joven pueda disfrutar de la vista.
Las compañías discográficas a menudo venden más según luzca la portada del disco, esto es algo de lo que no podemos escapar. En lo que a mí respecta, si el artista tiene un gran nivel y desea vender más o conseguir más gente en la sala de conciertos, genial. Pero me gustaría que algunos buscaran un medio mejor para hacerlo, como hablar en público sobre su música de una manera inteligente y usar sus cerebros en lugar de sus poderes sexuales. Cuando alguien como Yo-Yo Ma combina fuerzas con músicos de jazz, como ya hizo Yehudi Menuhin, debido a su fuerte personalidad y musicalidad excepcional, creo que ayuda a la causa – indica que está preocupado por tocar música a un nivel alto.
Hay individuos, llevados por la presión de sus managers, que a veces hacen tonterías, al menos a mi juicio. Como una persona que tiene la convicción de que la música apela a los sentidos superiores, estoy escribiendo sobre aquello que hace que una obra maestra lo sea y aquello que hace que una actuación magistral lo sea, y observo que estos temas se presentan en todos los campos, no sólo en la música. A veces, se anima a pintores a que aparezcan en la revista Playboy, y cosas así. Para mi mentalidad y mi generación, este comportamiento es una estupidez y una equivocación; pero viendo el mundo, en el que hay tantos jóvenes con tanto talento compitiendo por el éxito, puedo ver que es una muestra de los tiempos que corren.
Una vez dicho esto, está por comprobar si posando desnudo en la portada de un disco aumenta realmente el público de música clásica o simplemente aumenta la reacción de las audiencias más jóvenes. Creo que este tipo de comportamiento pertenece más bien a los artistas del pop, y me importa un pepino lo que hacen estos.
Esta discusión nos lleva a un tema que he tratado toda mi vida; que la música clásica solamente llama a un 1-2% de la población. Mi trabajo como artista ha sido ayudar a mejorar estas estadísticas. El hecho es que la música clásica requiere un mayor nivel de reconocimiento de los valores humanos. Puedes ser el violinista más increíbe del mundo, pero aparecer semidesnudo en el escenario está mal – porque no es necesario. Se quita la base de la apreciación de la música, que es escuchar. Este comportamiento lo tienen personas que no están seguras de que son tan buenas como les gustaría.
La violinista canadiense Clara St. John
La música clásica tiene una gran tradición. No podemos esperar que el espectador medio sepa quién era Bach, o por qué era genial. Entonces, ¿cómo puede nuestra industria atraer a una nueva audiencia, que en principio no está interesada en los clásicos?
Se puede lograr el interés de nuevos públicos de manera simple . Esta música imperecedera se puede acercar al público en general a través de imágenes más familiares. Es importante hablar con el 98% de la población que no parece poner interés en la música clásica sin alienar al 2% que sí la conoce y ama. El espectador medio tiene la impresión de que esta música, escrita en el tiempo de su tatara-tatara-tatara-abuelo, está tan muerta como su ancestro. Para cambiar esta percepción podemos valernos de un buen marketing. Podríamos ganarnos a ese espectador medio si le presentamos a una persona vibrante y accesible, de su propia generación, con la que pueda relacionarse. El desafío es simplemente una cuestión de conseguir atraer a la gente a través de esa puerta de cristal en la tienda de discos, o en la sala de conciertos, posiblemente gracias algún cartel fresco. El hecho es que, una vez que has oído hablar de Bach, no vuelves atrás.
Dicho esto, no se puede perder de vista el hecho de que es la integridad la que impulsa a la música clásica, no sólo el markenting. ¡Posar en revistas enjabonando Ferraris no es lo que debe hacer un músico! Yo, por mi parte, estoy contra del uso de dicha comercialización para alimentar con basura al público.
Sin embargo, se practica una doble moral, y seguirá siendo así por muchos años, cuando hablamos de mujeres en la música clásica. Algunos se sorprenden cuando la violinista Anne-Sophie Mutter lleva
un vestido palabra de honor en la portada de su álbum, sin embargo, el barítono Dmitri Hvorostovsky puede ir en topless [vemos su fotografía publicada en The Times] y nadie parpadea un ojo. ¿Qué es lo que se espera de las mujeres, que lleven sacos de patatas? No hay ninguna razón por la que las Leilas, Anne-Sophie y Eroica Trios del mundo deban ocultar el hecho de que, además de ser excelentes músicos, son atractivas.
Esta discusión no estaría completa sin hacer mención a mi cubierta ‘en topless’ (que no era tal) para mi CD sobre las obras de Bach para violín solo, que grabé en 1996. Antes de su lanzamiento, nadie había puesto una foto innovadora en la portada de su álbum. tras la publicación siguieron innumerables entrevistas y artículos, dando lugar a unas cifras de ventas impresionantes para ser una grabación clásica. Estas ventas generaron aún más entrevistas en las que siempre me pregunté, ¿por qué? Bueno, yo sé muy bien que la publicidad que rodea la cubierta aumentó las ventas del álbum en al menos 20.000 copias; una imagen de J.S. Bach habría vendido bastante menos. ¿Y a quiénes se venden? Pues a el espectador medio que nunca había oído hablar de Bach.
¡Síguenos en Facebook, Twitter y YouTube!
Suscríbete y recibe en tu email todas las convocatorias, audiciones y nuevos post.
Introduce tu dirección de email:

Importante: Aclaramos que en Gran Pausa no se da ningún tipo de consejo médico ni tratamiento para problemas físicos o mentales sin el consejo de un médico, sea directa o indirectamente. En el caso de aplicar con ese fin alguna información de este sitio, Gran Pausa no asume la responsabilidad de esos actos. La intención del sitio es solamente ofrecer información sobre lesiones y otras afecciones del músico para que estos problemas se conozcan y comprendan un poco mejor.
Latest posts by Teresa Gonzalez Portillo (see all)
- Clases online o presenciales de viola con Teresa González, creadora de Gran Pausa - febrero 10, 2023
- 14 horas diarias… Sobre estudiar en el conservatorio y sobrevivir - febrero 9, 2023
- Apps para trabajar en casa o ayudar a tus hijos con su violín o viola (Vídeo) - enero 20, 2023
Si la música clásica atrae sólo al 2% de la población,no es un problema de la música clásica.Es una característica del género,y como tal,las empresas discográficas deben idear estrategias eficaces que permitan la consecusión de las ventas,más allá de sus dificultades.Todo lo que obtienen estas empresas en materia de ganancias astronómicas por el lado del rock y demás géneros comerciales las habilita sobradamente para destinar una ínfima porción de «pérdida» por el lado de la clásica,sin desmerecer ningún aspecto y sin caer en la vulgaridad que representan esa conductas marketineras.
No creo que atraer a una minoría sea una característica del género clásico. Es una música universal. Las discográficas ya emplean estrategias de marketing para vender más música clásica, sin embargo esto no es sólo su responsabilidad. Hablamos también de los conciertos, la música en directo. Es responsabilidad de los músicos conseguir que llegue a el mayor número de público posible. Gracias por darnos tu opinión!
No entiendo porqué la responsabilidad debe recaer sobre los músicos. Partimos de la base que un músico hace bien su trabajo. Quizá tenga más relevancia que al público actual no le interesan las historias de Montescos y Capuletos, mitologías germánicas e intrigas palaciegas del siglo XVI.
Alguien habrá pensado en la serie Juego de Tronos. Paciencia. Termino enseguida.
El formato de ópera clásica es pesado para el profano. Las producciones que más éxito han tenido en las últimas décadas tienen un formato musical, como El Fantasma de la Opera de A.L. Webber o Los Miserables de C.M. Schönberg.
Los diversos intentos para actualizar la escenografía de la ópera han quedado en pirotécnia visual, porque forzosamente había que respetar la música y el libreto. Y esto nos lleva a unas obras de dinámica anacrónica tratando de conciliarse con un público que habla otro lenguaje, por muchos desnudos que aparezcan sobre el escenario.
¿Sería un pecado actualizar los contenidos de la ópera clásica? Los instrumentos han cambiado, la música ha cambiado, las salas han cambiado, el público ha cambiado, el mundo ha cambiado… no creo que cueste tanto ese esfuerzo (sin caer en la indulgencia, tan popular en algunos programas televisivos de pedagogía musical).
Parece que es más económico recurrir al gancho sexual. Una mujer joven desnuda vende discos. Quizá incluso alguna entrada más a la ópera. Pero ¿es ese el perfil de público al que se quiere acceder?
Finalmente, quisiera recordar que la industria del soporte fonográfico no va a regresar a su pasado glorioso. Antes se podía vivir de los beneficios de ventas, aunque no conozco ningún músico que rechace tocar en directo. Ahora, un disco sólo es parte de la estrategia de publicidad para llenar salas, como lo es pegar carteles, ofrecer entrevistas, prestarse a colaboraciones y negociar contratos con festivales, circuitos y locales.
Salud