La realidad del músico de orquesta
Periódicamente, The Guardian publica algunas cartas de sus lectores desmitificando distintas profesiones, la sección se llama What I’m really thinking. Hemos encontrado una de un músico de orquesta bastante llamativa. ¿Realmente pensáis que es tan duro? Nosotros vemos una óptica muy negra aquí, pero no creemos que refleje la realidad de todos los músicos… ¡Contadnos vuestra opinión en los comentarios, o a través de Twitter o Facebook!
Publicación: The Guardian
http://www.theguardian.com/lifeandstyle/2016/apr/09/what-im-really-thinking-orchestral-musician
Autor: Anonymous
Fecha: 9 Abril 2016
Título original: What I’m really thinking: the orchestral musician
He hecho esto durante tanto tiempo, que mi mente está libre para pasear mientras toco. La emoción de que esto sea un nuevo reto ha quedado atrás: sólo quiero llegar al final del concierto y volver a casa. Viajar sin tráfico es genial, pero también es un recordatorio de que la mayoría de la gente está ya relajándose en sus casas y yo no he hecho más que empezar.
«Ah, pero tocas música que te gusta, en un instrumento que amas,» me suelen decir. No lo hago: me vi obligado a aprender mi instrumento por medio de unos padres abusivos que pensaban que la música clásica era elegante. Además, tengo que tocar lo que me pongan delante; no tengo nada que opinar sobre el repertorio.
No todos somos amigos. La persona a mi derecha tuvo un affair con la persona a mi izquierda, y la ex se sienta cerca. Todos pasamos seis horas al día juntos de media. La mayoría de las personas a mi alrededor han tenido romances, problemas con el alcohol o el tabaco. Las condiciones de trabajo son lo suficientemente agotadoras como para que las personas desarrollen estos mecanismos de supervivencia. Es un ambiente enormemente tóxico.
Las noches que estoy fuera de la ciudad a menudo significan llegar a casa después de la medianoche, y dormir sólo alrededor de seis horas o voy a extrañar a la familia en la única media hora que tenemos juntos. Yo trabajo los fines de semana y días festivos, y luego algunos días laborables aleatorios. La estructura de pago mediante autónomo o freelance y los cachés bajos me mantienen trabajando duro y constantemente, con casi cero oportunidades para desarrollar intereses más amplios o una vida social fuera. Las personas confraternizan exclusivamente según el instrumento, lo que refuerza el estilo de vida incestuoso, especialmente en las giras.
De pascuas a san juan, hay alguna actuación extraordinaria. Pero por ahora, por favor, dejad de aplaudir. Sólo quiero ir a casa, aunque mi familia ya estará dormida cuando llegue allí.
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La mayoría son ciertas… falta agregar al director molesto y abusivo que cree que él lo hace todo y se lleva todo el crédito, mientras los músicos permanecemos en una suerte de esclavitud y sin posibilidades de tener voz y voto en decisiones que nos atañen a todos.
Totalmente de acuerdo.
En cualquier caso uno no es víctima de sus circunstancias, ni está preso en ningún lado. Cada uno es dueño y autor de su vida, por lo que una posición victimista simplemente no tiene sentido, la falta de elección no es real.