Música buena, mala o regular…

Hace poco pedimos a nuestros seguidores en Twitter que nos sugirieran temas sobre los que hablar. @yosu_yos nos decía: @granpausa yo siempre he tenido curiosidad por saber que es buena música, la «mala música», lo comercial, etc, etc, etc.
Como le respondí en su momento, clasificar la música como buena, mala o regular… es bastante complicado. Cada uno tiene su propia visión, su gusto y sus intereses. Cuando hablamos de música, yo prefiero centrarme en “funciones”, no en ranking de bueno-malo.
Siendo músico del mundo clásico, mucha gente (ajena a nuestro micro-mundo) me pregunta, “¿Pero tú qué música escuchas, aparte de música clásica?” Siempre me lo preguntan esperando que tenga un peculiar gusto musical, como si tuviera que ser un “gurú” de la música que les va a decir qué deben escuchar. Siempre respondo lo mismo, “de todo, depende de para qué”. La música es arte, pero también cumple otras funciones. Es entretenimiento, es acompañamiento, sirve de ambiente, puede ser protagonista o secundaria…
¿Bueno o malo?
Yo lo comparo, por ejemplo, con la pintura. Es mucho más comprensible todo esto de las funciones que digo si lo vemos de esta manera. Ponemos a un lado un cuadro de Velázquez como Las Meninas. Y del otro lado, ponemos un cuadro cualquiera «de los chinos», barato, por ejemplo, uno con unas rosas rojas. ¿Te irías a un museo a admirar el cuadro de las rosas? Evidentemente, no. Pero el cuadro de las rosas te viene “que ni pintado” en el salón de tu casa, porque tiene un tono de rojo que te va con las cortinas. Y no hay más. No es más un cuadro de rosas rojas que pega con tus cortinas. Sin embargo, si tienes un poquito de gusto por la pintura y sabes apreciar el arte, podrás quedarte admirando Las Meninas, querrás pagar para verlo. Te dará qué pensar, te inspirará.
Ahora, traslademos este ejemplo a la música. Tenemos de un lado una obra maestra de la música como por ejemplo la Quinta Sinfonía de Beethoven. Del otro, la nueva canción de Beyoncé 7/11. El single de Beyoncé está muy bien para bailar en la disco, o incluso ponértelo en casa mientras barres el suelo y bailas escoba en mano. Pero no es una obra de arte, la obra de arte es la Quinta de Beethoven. No quiere decir eso que se tenga que menospreciar, pero es que sencillamente no se puede comparar.
Por tanto hay que entender la música desde ese punto de vista, hay que entender para qué está cada música. Porque desde luego no voy a sentarme en mi salón a disfrutar de los matices de la música de Pitbull igual que no me voy a la discoteca a bailar Mozart a tope.
Hay tantos estilos de música, y cada una tiene su momento o su función. Te puede gustar el heavy, el rock, el jazz, el flamenco, la salsa, el son cubano, el folk, el hip-hop, el pop, el indie… De todo. ¿Mejor o peor? Habrá gente a la que el hip-hop le parezca una tontería, como habrá gente a la que el heavy le suene todo igual. También el mundo de lo que erróneamente llamamos música clásica cuenta con muchos estilos diferentes y no te tienen por qué gustar todos. Unas músicas tendrán más elaboración, otras menos, unas se habrán hecho con un propósito, y otras con otro.
¿Comercial o no?
Por otro lado, comercial, no comercial…. Aquí yo veo que la línea es muy fina. A grandes rasgos, entiendo como música comercial la música que está hecha para vender. Pero es un concepto más complejo. Está claro que hay música puramente comercial. Pero también hay música que, aunque su concepción no fue esta, acaba convirtiéndose en comercial.
En el terreno de la música clásica, cualquier músico de orquesta sabe que también los programas sinfónicos se tienen que vender. No hay más que fijarse por ejemplo en la programación de muchas orquestas en estas fechas (navidad). Polkas y valses de Strauss por aquí y por allá, Cascanueces y Marcha Radetzky para terminar. Es una manera de vender entradas, pero realmente, ¿qué peso artístico tienen este tipo de programaciones? Su razón de ser no es puramente artística, tiene un gran componente comercial.
Otro ejemplo, programar música de cine o bandas sonoras. Haces una programación así y el teatro se llena. (Haciendo un inciso, siempre me ha parecido curioso lo de las bandas sonoras, porque hay tanta “música clásica” en la que están inspiradas… Y si no, leed sobre ello en este post).
Resumiendo, no digo que programar de vez en cuando con una mentalidad comercial sea malo, para nada. Me parece que ayuda a atraer público nuevo que quizás en otras circunstancias no pisaría el teatro. Sólo digo que la línea de lo comercial es muy fina, sobre todo en esta sociedad de masas en la que vivimos. Ni si quiera el arte está al margen de lo comercial.
En conclusión, el mundo de la música es muy amplio, y clasificar la música es una tarea compleja. Cada uno tiene sus preferencias, lo importante es que sepamos reconocer una buena obra de arte.
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granpausa1
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