Estudiar música, ¿cómo y cuánto?

Hoy os traigo un artículo muy interesante escrito por Dr. Noa Kageyama y traducido en su blog por David López. Lo leí hace ya un par de años, y me hizo reflexionar mucho. Ahora he decidido compartir con vosotros el artículo y las ideas que me trajo en su momento. Os dejo el enlace original y traducido.

Prácticamente todos los músicos, unos más que otros, tenemos metida la idea en la cabeza de que hay que estudiar todo lo que se pueda y más. Yo también lo creo así. Tengo la profunda convicción de que cuantas más horas se le echa a algo, más se avanza. Vamos, me parece algo lógico. Es lo que hace un deportista de élite, por ejemplo. Entrena y entrena para conseguir ser excepcional. Porque tengo claro que el talento no es suficiente. Como dijo la premio nobel Doris Lessing «El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia».

Pero uno puede ser constante de la manera equivocada. Si habéis hecho los deberes y habéis leído el artículo que he compartido; habréis visto que el mayor error del estudiante de música es el estudio descuidado. Seguro que muchos, al leerlo, habéis comprendido como yo a qué se refería. Puedo poneros un ejemplo personal muy concreto.

Hace ya varios años, durante mi aprendizaje en el Conservatorio, trabajé una obra de repertorio habitual en mi instrumento. Era muy joven y no sabía estudiar bien, aunque puedo asegurar que echaba horas y horas. Al final, conseguí tocarla a duras penas, salvando las dificultades técnicas de manera bastante torpe y pasando por alto fallos que creía que no tenía la madurez de corregir.

Pasados bastantes años, tuve que retomar esa obra. Y me costó muchísimo salvar los errores que había arrastrado, a pesar de que mi técnica era mucho mejor. Fallos de coordinación, afinación, interpretación… qué os voy a contar. Lo vi claro, había repetido aquella obra millones de veces, todos sus pasajes. Pero de manera autómata, sin pensar en la causa de mis fallos, sin ponerles remedio, confiando en que al repetirlo más conseguiría que sonara cada vez mejor. Y aquellos fallos se me habían grabado a fuego. Citando el artículo, “la práctica no hace a uno perfecto, sino que crea hábitos permanentes”. Por tanto lo que hay que conseguir es que esos hábitos permanentes sean buenos.

La concentración

Yo resumiría la solución a la práctica descuidada en una palabra: CONCENTRACIÓN. El estudio sin concentración es contraproducente. Estar concentrado significa analizarse continuamente, localizar el problema, encontrar la solución y practicar esa solución. Nunca hay que dejar pasar el error. Cuando algo no nos funciona hay que activar todas las alarmas. No hay que ser dejado, porque de esta manera estropearemos por un lado lo que estamos construyendo por el otro.

La concentración en el estudio no es fácil de conseguir, yo me he descubierto millones de veces pensando en otras cosas mientras estudio. Tampoco consiste en decirse a sí mismo “concéntrate”, porque tu pensamiento se centrará en el hecho de que estás distraído y no en la música. Para mí el truco (si se le puede llamar así) es centrarse en cosas muy concretas, la mano derecha, la izquierda, cómo muevo los brazos, cómo estoy respirando, cuál es la frase musical que quiero conseguir…

Hay que descomponer las dificultades en secciones y centrarse en cada una de ellas. “No me sale este pasaje…voy a repetirlo varias veces, a ver. Ays, no. A ver otra vez… mmm mejor. A ver ahora… ups otra vez mal” Piensa, ¿por qué una vez te ha salido mejor y las otras dos veces peor? Chequea tu cuerpo de los pies a la cabeza, ¿qué estás haciendo mal? Puede que descubras que tienes los hombros subidos, el culo apretado… Pero si no te concentras, sólo vas a repetirlo 10 veces. Puede que 7 bien y 3 mal, pero ya lo has hecho 3 mal. Y tu cuerpo lo ha registrado como una posibilidad.

Y dicho todo esto, la pregunta del millón: ¿cuántas horas tengo que estudiar?

Mi respuesta sería, todas las que puedas mantener tu concentración al 100%. Si las horas de estudio no te van a rendir, ni te molestes. Unos podremos más y otros menos, unos necesitaremos más y otros menos. Depende de muchas variables, el instrumento que tocas (también incluyo la voz), las dificultades que encuentres, tu estado físico, anímico… Pero en resumen, todo lo que puedas. Porque sigo pensando que cuanto más estudies mejor músico serás, siempre que estudies bien. El genio nace, y se hace. Como dijo Sarasate, “he trabajado 14 horas diarias durante 37 años… ¡y ahora me llaman genio!” (¡Aunque yo lo llamaría genio sólo por aguantar concentrado 14 horas al día!)

 

 

¡Síguenos en Facebook, Twitter y YouTube!

 

Suscríbete y recibe en tu email todas las convocatorias, audiciones y nuevos post.

Introduce tu dirección de email:

  banner  
Importante: Aclaramos que en Gran Pausa no se da ningún tipo de consejo médico ni tratamiento para problemas físicos o mentales sin el consejo de un médico, sea directa o indirectamente. En el caso de aplicar con ese fin alguna información de este sitio, Gran Pausa no asume la responsabilidad de esos actos. La intención del sitio es solamente ofrecer información sobre lesiones y otras afecciones del músico para que estos problemas se conozcan y comprendan un poco mejor.
 

The following two tabs change content below.

4 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.